“¡Bienvenidos han llegado mis dulces 30!”
Patricia Cedeño
¡Mis 30! En mi adolescencia nunca imaginé que algún día yo también tendría 30 años. A esa edad te preguntan cómo debe ser una persona de 30 y piensas en un anciano. Como me dijo un jovencito de unos 15 años hace unos días: “ ¿¡Que tienes 30?! ¡Pero no tienes ni una arruga y mira tu cuerpo!” Sólo me quedó reírme. La verdad es que he llegado a esta edad y muchas cosas no son como pensé que serían. Si bien las responsabilidades y compromisos son mayores ahora, siento que ha iniciado una muy buena e interesante etapa en mi vida. Bienvenidos han llegado mis dulces 30, con nuevas oportunidades de desarrollo personal y profesional. Hoy me siento una mujer en la plenitud de mi vida, con metas logradas y muchos planes en agenda, más madura y capaz de tomar decisiones más acertadas. Esta edad es una rica mezcla de juventud con un poco más de experiencia y me encanta.
Las vivencias que he ido acumulando en estos años han resultado en la mujer que soy hoy. Con una personalidad más definida, me siento más libre y confiada, más abierta, con menos restricciones y tabúes.
Cada etapa de la vida tiene cosas buenas y otras no tan buenas, pero lo importante es que cada una de ellas se viva a plenitud y que se aprovechen las lecciones que te ofrecen. En mi caso particular, no me puedo quejar, mi vida ha sido un lindo recorrido en el cual he reído, he llorado, he disfrutado, he sufrido, he cometido errores, he caído y me he levantado, y de cada cosa tengo un recuerdo positivo, porque puedo decir que he vivido.
Es probable que aún me queden más de 30 años por vivir, y no sé qué me espera. Pienso que esta etapa marcará el resto de mi vida, las decisiones que tome hoy pueden definir su curso, ya estoy en mis propias manos. En la niñez y la adolescencia, tus padres toman la mayoría de las decisiones por ti, en los 20’s ya eres más independiente y tomas más decisiones, pero aún tus padres siguen siendo de cierta manera un soporte. A partir de los 30, aunque tus padres nunca dejarán de estar a tu lado para cuando los necesites, ya corres solo sobre tus pies. Es una edad para seguirse preparando y tomar decisiones importantes, una edad de retos y ¿por qué no? diversión.
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