“-Hacia dónde va señorita?…-Al 3er piso, por favor.”
Cuando tenía 27 años, me dije que si a los 30 mi vida no había tomado el rumbo “esperado”, ya saben, esposo, hijos y la linda casa con perro incluido, iba a dar un cambio radical a mi vida y vaya que lo hice!
Renuncié de mi trabajo, dejé familia y amigos, vendí mi único bien material y cambié de país. Con muy pocas certezas y todos mis ahorros, me mudé a Nueva York y comencé una nueva vida. Esa combinación mortal de “tengo 30 y no sé qué voy a hacer” extrañamente me hizo tomar una decisión tan arriesgada que hasta el día de hoy no sé si atribuirla a la valentía o la locura. Y es que cumplir 30 y haber cambiado totalmente de mundo, me ha llevado por el más intenso de los caminos. El camino hacia mí misma. El número 30, simbólicamente, representó para mí el momento del cambio, y aunque han habido momentos duros, la ganancia ha sido incalculable.
Hoy tengo 31, y puedo decir con absoluta convicción, que no he vivido más intensamente antes en mi vida, como en este último año. Me he atrevido a cosas que nunca había pensado. He experimentado la total autonomía y libertad de decisión y en especial, he aprendido a cultivar el sentimiento de que me tengo a mí misma, a pesar de todas las cosas, y esa es mi mayor ganancia. Los días malos, siguen pasando, pero los días buenos son muchos más. Hay cosas que veo más claras, hay cosas que ya no hago, hay cosas que me preocupan menos y otras que me preocupan más pero que estoy aprendiendo a sobrellevar. Hay anhelos que no se han cumplido, miedos nuevos y fantasmas que acechan, pero al mismo tiempo e inexplicablemente, hay una extraña sensación de “Todo irá bien”, que estoy convencida emana de la pertenencia a mí misma y a la madurez.
Nada de esto recuerdo haberlo experimentado en mis 20. Me conozco más a mí misma, en cuerpo y alma y ese poder, es solo mío. En la fiesta de cumpleaños de mis 30 el lema de la invitación decía: “Comparte conmigo mi llegada al tercer piso!” y es así como lo veo, mi llegada a una etapa más, a una década más que me espera y que voy a disfrutar. Voy a recibir lo bueno y lo malo, las crisis, las fases, las subidas y bajadas de peso, el asomo de las arrugas, las canas, las nuevas y viejas relaciones con el sexo opuesto, con amistades, lágrimas, carcajadas, los retos profesionales, la posible maternidad, las sorpresas, las decepciones, mis logros y los sueños que todavía no se cumplen. Si de eso se tratan los 30, estoy más que lista para vivirlos, totalmente segura de que al final seguiré teniéndome a mí misma, intacta en esencia pero diferente, preparada para llegar al 4to piso, a mis 40, que aún no los imagino y eso es lo mejor de todo!
Toda la suerte,
Mar
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